
“Bienvenido al origen”, con esta frase arranca el relato de Alto de Pioz, en el corazón del Páramo Alcarreño, a 886 metros de altitud, donde se está gestando algo más que una bodega: un proyecto de autor que combina territorio, arte, identidad y lujo artesanal. Alto de Pioz nace con raíces familiares en México, pero con el alma profundamente enraizada en La Alcarria, en la provincia de Guadalajara.
Las Varas Malvar 2023, es la primera referencia de Alto de Pioz. Un blanco de guarda espectacular, fermentado y criado en un único fudre de roble francés y afinado en depósitos de hormigón.
Está elaborado a partir de una variedad diferente de uva autóctona y con un profundo arraigo en esta tierra: La Malvar, poco conocida, pero con una historia silenciosa que habla de siglos.
La uva procede de un viñedo en vaso de más de 80 años, ubicado a 66 metros de la divisoria entre La Alcarria y Madrid, en el paraje conocido como “Las 80 varas”, junto a la Cañada Real Soriana Oriental, una vía histórica de trashumancia activa desde la Edad Media.
Plantada sobre suelos arcillosos con afloraciones calcáreas y bajo un clima continental extremo, esta malvar ofrece un perfil original, con estructura densa, salinidad marcada y capacidad de guarda.
Se han elaborado solo 2.300 botellas y, aunque no se presenta como una edición limitad, es el inicio de un camino.
En nariz: flores blancas, fruta de hueso, pera, manzanilla seca y tiza. Al abrirse, aparece una nota elegante de fruta tropical fresca.
En boca: salinidad, volumen, acidez viva y madera perfectamente integrada. Largo y complejo, con ecos de jara, monte bajo y sotobosque.
Se recomienda servirlo en copa tipo Chianti, a 10–12ºC, sin excesivo frío.
Este no es un blanco que se esconde: es un vino que se expresa.
Las Varas Malvar 2023, es un blanco perfecto para abrir una cena de Navidad, ideal para disfrutar durante la comida, pero también,.por su estructura y por la personalidad de la variedad malvar, para acompañar con elegancia un postre tradicional y sencillo como los harinados. Su frescura y acidez, aportan el contrapunto necesario, mientras que la madera bien integrada le suma armonía y profundidad.
Alto de Pioz, no es una bodega más, ni aspira a parecerse, ya que quiere hacer algo especial: Emocionar desde el vino, desde el origen, desde lo auténtico. Desde la historia y desde el respeto. Desde lo cuidado, porque el lujo del futuro será siempre lo artesano, lo bien hecho, lo especial.
Y eso, empieza aquí: en cada etiqueta, en cada sorbo, en cada uva.
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