El genio renacentista Miguel Angel estudió para la tumba del papa Julio II, situada en la basílica de San Pedro encadenado de Roma, donde destaca la celebre escultura de Moisés, los efectos de la luz que entraba por las ventanas durante el equinoccio de la primavera y coincidiendo con los días de la Semana Santa para dar una interpretación escenográfica y espiritual al monumento funerario.

Así se desprende de los estudios realizados por el ministerio de Cultura italiano que hoy difundió un vídeo con sus conclusiones y mostrando los increíbles «efectos especiales» de Miguel Angel para el proyecto escultórico de la tumba de Julio II.