Algunos consejos para refrescar rápidamente un coche aparcado al sol

Las temperaturas no dan tregua y, durante el verano, es casi inevitable encontrarse con la desagradable situación de tener que subir a un coche que ha estado estacionado durante horas bajo el sol. Por eso, los expertos de Alquiber expertos en la optimización de todo tipo de vehículos, procesos y situaciones, ofrecen una serie de recomendaciones útiles, que no sólo permitirán refrescar rápidamente el interior del vehículo en caso de recalentamiento, sino adelantarse al problema y evitar que tu coche se convierta cada día en un horno.

Evitar la radiación térmica

Aunque parezca una obviedad, la mejor forma de evitar el recalentamiento del coche al sol es… no aparcarlo al sol. Estacionar en la sombra, evita la radiación térmica que hace que el habitáculo del coche pueda alcanzar temperaturas de hasta 70ºC, cuando el sol azota con fuerza. El uso de un parasol bajo el parabrisas, también contribuirá a atenuar la subida de temperatura en el interior del vehículo, pero no de manera significativa. Eso sí, evitará que nos quememos las manos en contacto con el volante, la palanca de cambio e incluso el cinturón de seguridad.

Refrescar el vehículo

Si no hemos tenido más remedio que aparcar al sol y nos vemos obligados a ponernos en marcha de inmediato, los expertos de Alquiber disponen de diversas soluciones que contribuirán a reducir la temperatura interior de tu vehículo, incluso antes de que el aire acondicionado se encargue de ello. Hay que recordar, que existen personas a las que no les gusta usarlo, conducen un coche que no posee esa tecnología o, sencillamente, prefieren prescindir de él y ahorrar energía debido al elevado coste de los carburantes.

Aunque cada año salta a nuestras pantallas como el innovador descubrimiento de un ingenioso profesor, ventilar el coche abanicándolo con sus puertas es una solución clásica que consigue reducir notablemente la temperatura interior del coche hasta 8 grados, según las estimaciones más optimistas. La mecánica de este sistema, que busca desalojar el aire caliente acumulado en el interior y reemplazarlo por el del exterior a través de la convección, consiste abrir y cerrar una puerta con determinación cinco veces mientras se mantiene la ventanilla de la puerta opuesta completamente abierta. Y para succionar aire del exterior, más frío que el del habitáculo, y reducir la temperatura con más efectividad, siempre se puede solicitar la ayuda de otra persona y duplicar el proceso en otra puerta y otra ventanilla.

Además, existen otras soluciones caseras que también puede ayudar a bajar la temperatura, como colocar trapos o toallas en las rejillas de ventilación interior del coche y mantenerlos permanentemente húmedos e, incluso, dejar bolsas de hielo impermeables en el suelo del habitáculo, que contribuirán a refrescar un poco, especialmente en trayectos cortos.

Finalmente, abrir las ventanillas durante la marcha y hacer frente al ruido y al aumento del gasto del combustible asociado a la pérdida de aerodinámica del vehículo, ha encontrado una original alternativa sólo un poco menos ruidosa y algo menos gravosa. Se trata de un sencillo truco consistente en encajar en las ventanillas levemente abiertas una botella de plástico cortada por la mitad con la boca dentro del coche. De este modo, una vez en marcha, la fuerza del viento consigue que el aire se comprima al pasar por el cuello de botella y se descomprima, perdiendo de paso unos grados, al entrar en el interior del coche.