Bocamina, recupera antiguas minas asturianas

Según la RAE, bocamina es la entrada a la galería o pozo de una mina. Un agujero que te introduce, al cabo de escasos metros, en una negrura aplastante, por supuesto, claustrofóbica, y a una humedad y olores que para nada son reconocibles para el que no ha tenido contacto alguno con la minería, ese sector que supuso la bonanza económica de Asturias y otras regiones españolas durante una época determinada y también, muchos sinsabores y disgustos por la muerte de muchos mineros y la pérdida de la salud para otros.

Bocamina

Pero Bocamina también es un homenaje a ese pasado, una forma de mostrar respeto hacia esa profesión tan dura. Un intento de cuidar y mantener ese patrimonio industrial (las bocaminas, los castilletes… ) a través de una experiencia sensorial, en este caso, gastronómica pero gastronómica solo como punto de partida, porque hay mucho más. No, no es solo gustativa, no nos engañemos. Bocamina es un restaurante pop up, efímero, montado para la ocasión (con el toque de locura que eso puede suponer) montado en una bocamina, en este caso, la del Pozu Espinos, localizado en el valle de Turón y que estuvo activo hasta 1965.

Acceso a una mina asturiana

La particularidad de este pozo minero es que es el único de la zona que tiene el castillete de madera, los demás suelen ser metálicos. Y ahora tiene otra particularidad que lo hace casi único porque si decimos que la experiencia que allí han recreado es también única corremos el riesgo de quedarnos cortos.. No es solo comer, aunque el menú gastronómico que ofertan es una exquisitez. Es todo lo que hay alrededor y que gira en torno a la mina: lo que fue, los mineros, lo que experimentaban cuando tenían que bajar 500 metros para sacar carbón. Sin querer hacer spoiler, solo un apunte: que en mitad de la noche oscura (se trata de cenas), un coro de antiguos mineros, ataviados con sus cascos y sus luces frontales, crucen un puente cantando y vengan a amenizar la velada con sus fantásticas voces… no tiene precio.

Bocamina
 

Bocamina es eso y también es una segunda oportunidad, dar vida a estos espacios tan arraigados en la región, tan en la piel de los asturianos: fue en 1593 cuando el rey Felipe II otorgó la primera licencia para sacar carbón en España y durante unos cuantos años Asturias fue la caldera del país, como dicen en la región. Solo en el valle del Turón en el que nos encontramos hay cerca de 200 bocaminas, imagínense: el subsuelo de cualquier pueblo es como el de Madrid, pero sin metro, todo horadado de galerías..

“Pretendemos recuperar espacios y darles utilidad, porque ahora realmente no tienen ningún uso más que un centro de interpretación. Sí que es verdad que hay visitas guiadas pero bueno es sumar un poco más, no todo está inventado y es un homenaje a ese pasado a través de la gastronomía”, explica el periodista David Fernández-Prada, uno de los ideólogos de esta experiencia multisensorial. Porque patrimonio industrial relacionado con la mina en esta zona hay por doquier, mucho, abandonado lamentablemente porque ya sabemos que en España no somos expertos en cuidar lo que tenemos. Para muestra un botón: solo hay un pozo minero catalogado como BIC, Bien de Interés Cultural, y es el Pozo Santa Bárbara, en La Rabaldana. El reconocimiento se le concedió en 2008 y fue también el último pozo en estar activo.

Bocamina

Experiencia multisensorial

En ese pozo trabajaron varios de los comensales que esta noche están presentes con nosotros en Bocamina: mineros, hijos de mineros, nietos de mineros.. Aquí todos han mamado de la minería de una u otra forma. “¿Qué si volvería a trabajar en la mina si la vida volviese para atrás? Sin dudarlo, la mina te atrapa. Pero sí que tengo claro que ahora estudiaría para ser uno de los que mandase, no el que bajaba a picar”, nos responde uno de ellos. Nos lo cuenta mientras se deleita con lo que nos han puesto en el plato, en este caso, merluza rellena: “En su día se hacía ya esta merluza y la merluza es de agua salada y esto es un territorio del interior. Esas son las cosas que se descubren. Es cierto, los territorios mineros son interiores, no cuentan, obviamente con pescado de mar, era pescado de río, fundamentalmente salmón, anguila y trucha. ¿Cómo llega la merluza? Descubrimos, claro en su momento para desarrollar toda la mano de obra tan necesaria para desarrollar la industria extractiva de la mina tenía que venir gente de fuera… Y a la cocina acaba aportando la emigración de otras zonas de la geografía española. Hay en el menú guiños a la cocina extremeña, hay cocina andaluza, con un gazpachuelo, hay cocina portuguesa, manchega”, explica el otro artífice de la experiencia, el chef Marcos Cienfuegos, un experto en historia gastronómica de la cuenca minera.

Bocamina
 

“La idea de Bocamina surgió hace unos cuantos años, precisamente de un proyecto de investigación sobre la aportación de la cocina de Mieres al sistema gastronómico de Asturias”, añade.

Será él, junto con su equipo, los que cocinen in situ, para deleite y curiosidad de los asistentes, justo encima de la boca por la que bajaban los mineros a 600 metros de profundidad. Una parte del equipo pudo en su día, gracias a la complicidad de Hunosa, bajar realmente a una mina para empaparse de lo que supone esa experiencia y eso es lo que intentan trasladar a los asistentes con esta experiencia a través de sonidos, olores, actividades…

Bocamina

Las minas son como un queso gruyere, con sus múltiples galerías y plantas: en el de Santa Bárbara, por ejemplo, hubo 11 plantas, alcanzando la friolera de 545 metros de profundidad. No podemos imaginarnos las sensaciones de descender en una jaula hasta las entrañas de la tierra, por mucho que en esta experiencia sensorial, antes de llegar a la cena, nos hayan metido en una bocamina: nada que ver, aquí son solo unos metros de negrura y humedad. ¿Seguirán haciendo más ediciones? “Este verano hicimos Bocamina planta 3, claro que nos gustaría hacer una 4.ª planta para el año 2023 pero no queremos quemar el producto. Esto no es un restaurante, no es un pop up que quiera estar mucho tiempo. Queremos que flashes en los que en cada planta avanzamos un poco más”, afirma Fernández-Prada.

Bocamina
 

La pasada edición se abrió a otras regiones de fuera de Asturias, y vinieron de Bilbao, Madrid. El precio, 45 euros, incluye la experiencia, la cena y una noche de hotel en Mieres. El ayuntamiento de la localidad se ha implicado fuertemente en el proyecto de tal forma que los asistentes básicamente lo que pagan son los ingredientes y materias primas de la cena.

Próxima cita en la 4 planta, seguramente en el primer trimestre de 2023. No se lo pierdan, merece mucho la pena.