Un futuro centro cívico de Santander esconde un gran jardín vertical interior que ostenta el récord de ser el más grande de Europa con 32 metros de largo, 17 de alto y 22.300 plantas por toda una pared de un edificio que fue depósito del tabaco que llegaba al puerto de la capital cántabra desde otros países.
La segunda quincena de febrero acabará la rehabilitación de ese antiguo almacén de Tabacalera, cerrado en 1993 y construido en 1959 con el proyecto del arquitecto Juan José Resines, que ideó ese depósito de tabaco elaborado en el extranjero, y reconocido por su gran torre de seis pisos junto al puerto de Santander.
El centro cívico ocupa los cuatro pisos del almacén anexo a la torre, dentro del que se podrá disfrutar del jardín diseñado por Terapia Urbana, «spin off» de la Universidad de Sevilla.
El proyecto se inició tras generarse un patio de luces en la zona de la pared medianera que comparten el antiguo inmueble de Tabacalera con dos edificios de viviendas, y que permite que la luz natural entre por la cubierta e ilumine las cuatro plantas del centro.
Sobre 600 metros cuadrados, con el diseño de Terapia Urbana y con un sistema de riego de la Universidad de Sevilla, se ha creado en esa pared de ese nuevo patio el jardín que cuenta con 26 especies de plantas seleccionadas en base a las condiciones climatológicas y del contorno del lugar, todas de origen tropical o semitropical, hasta superar las 22.300 que ha aportado la empresa cántabra Jardinería Diego.
«Una solución arquitectónica muy atractiva» para recuperar un edificio reconocido en la ciudad, explica a Efe el concejal de Fomento de la capital, César Díaz.
Y con ello también se logra uno de los objetivos de las ciudades, permitir la sostenibilidad de un inmueble, porque el consumo energético de ese centro va a ser casi nulo.
La luz natural que tras la rehabilitación iluminará las cuatro plantas del inmueble, ha sido estudiada para colocar la flora que forma parte del jardín vertical, que cuenta con un sistema modular semi-hidropónico textil, de la Universidad de Sevilla, que permite optimizar el consumo de agua o estabilizar el consumo de nutrientes, y que está monitorizado por control remoto.
Y, además, para ayudar a la luz natural a mantener ese jardín «de cuento», se ha instalado un sistema de apoyo con luz artificial (tipo led), que está controlado por sensores.
El diseño del jardín también es especial porque permite tener distintas percepciones de su volumen dependiendo de dónde se contempla. Hay vistas cerradas desde las plantas superiores del centro o desde una habitación, y una visión abierta en la planta baja, en la que se puede ver todo el jardín.
Esas dos percepciones de visión de esta «escultura floral» llevó a que el diseño se realizara en dos escalas diferentes, una más pequeña, en la que el foco está en los detalles y en la paleta de plantas; y otra más grande, que refleja la idea amplia del jardín.
Esa vista general del jardín tiene un diseño como el de una estructura de mimbre, mientras que la pequeña escala está inspirada en la «técnica del goteo» que inventó el pintor Jackson Pollock.
Todo ello da lugar a una combinación de líneas «audaces» que evocan una especie de ondas acuosas, e, incluso, las propias plantas han sido elegidas y colocadas para provocar efectos basados en la morfología de cada especie.
Un «gran atractivo» para dar un «un valor añadido» a un edificio que contará con salón de actos, talleres, un centro social y una «fábrica» para creadores, que podrán disfrutar de unas vistas más propias de un entorno natural que del interior de un edificio en una zona urbana, opina el concejal Cesar Díaz.
Y destaca también que ese jardín funcionará como un «pozo bioclimático», que se adaptará al invierno y al verano, y que podrá disfrutar todo aquel que pase por la ciudad y por la zona cercana a la conocida bahía de Santander. «Merece la pena», asegura el edil.