Bélgica es, con Francia, el centro neurálgico de la producción de cómics en Europa y, más allá de las oficinas comunitarias, los transeúntes de Bruselas se topan con Tintín, los Pitufos o Lucky Luke, encarnados en grandes murales que recorren la capital y conforman la ruta del noveno arte, que este año celebra su 30º aniversario.
Empapelar la ciudad con afamados personajes del cómic europeo fue idea del concejal Michel Van Roye, quien al retirar las grandes lonas de publicidad que enmascaraban los barrios bruselenses decidió dar una nueva vida a sus fachadas, a menudo en mal estado.