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Lucas Eguibar: “Cuando tienes claros tus objetivos, sólo buscas la manera de aprovechar el tiempo para seguir creciendo”

Llegó a la cima del snowboard casi sin darse cuenta, pero muy pronto aprendió que el verdadero mérito no está tanto en conquistar como en lograr conservar lo conquistado. Un accidente de tráfico cambió la vida de su hermano para siempre. Y la suya. Se reorganizaron las prioridades y todo cobró para ambos un nuevo y más completo significado. Campeón del mundo, olímpico en SochiPyeongchang y soñador insaciable, sigue buscando cada día -en la blanca inmensidad de las montañas- dar alcance al horizonte de sus sueños.

¿Cómo ha vivido estos meses marcados por la Covid-19?

Han sido momentos complicados. Muy duros para todos. Se han limitado mucho las posibilidades de entrenar y, lo más importante, todos hemos conocido casos de personas que por distintas razones han sufrido mucho. A nivel personal, sí es cierto que ha habido algunos cambios en el calendario que no son nunca agradables, pero no he dejado de entrenar y prepararme. Cuando tienes claros tus objetivos, sólo buscas la manera de aprovechar el tiempo para seguir creciendo.

¿Compensan tantas renuncias día a día para un momento de competición que pasa fugaz, en cuestión de minutos?

Es algo que forma parte de cualquier deportista de élite. Sabes que si quieres realmente alcanzar objetivos notables tienes que renunciar a muchas otras cosas. La disciplina diaria, la distancia de familia y amigos…muchas cuestiones que pueden pesarte en un momento determinado a nivel psicológico. Pero creo que lo importante es recordar qué te lleva a hacer esas renuncias. Pienso que tener presente el porqué de lo que haces, tanto en la vida como a nivel deportivo, evita muchas frustraciones y es una buena forma de comprometerse.

¿Se ve más claro el miedo en la cima de la montaña, antes de descender?

Más que miedo, lo que me ocurre es que se me vienen muchas preguntas e inquietudes. El miedo no lo siento como algo físico, sino como un temor a fracasar y que todo el trabajo -no sólo mío, también de todo el equipo- no se vea recompensado. Soy joven, pero he vivido muchas veces la experiencia de prepararme algo muy bien y no alcanzar luego los objetivos. Incluso de fracasar. Y, aún así, mantengo una actitud siempre positiva. Es bueno buscar el éxito, pero también es necesario recordar que existe el fracaso. Sé que tengo el potencial para estar entre los mejores, porque ya he estado antes. Y volveré a estar en ese lugar. Es cuestión de trabajar e insistir, sin perder la fe.

¿En qué momento fue consciente de que su pasión se iba a convertir en su profesión?

Fue en 2012. Mi ascenso fue veloz. Entré en el equipo nacional con un nivel bastante bajo, en la pretemporada 2009 para el año 2010. Venía de competir en esquí. Sólo practicaba el snow una semana por temporada. Pero sí es verdad que estaba en contacto con la nieve unos 80 días por temporada. Entonces, el tacto de la nieve ya lo tenía muy asimilado. Me presenté a los campeonatos nacionales, lo hice bien y me ofrecieron entrar en el equipo nacional. Pronto empecé a mejorar y la de 2010 fue mi primera temporada y, en 2012, logré ser campeón de Europa. Fue todo muy rápido. Prácticamente no tuve el momento de desear dedicarme profesionalmente a ello. Llegó de manera natural. La cuarta temporada quedé campeón del Mundo junior y, en la quinta, logré diploma en los Juegos Olímpicos de Sochi.

¿Cuáles son sus lugares favoritos para practicar snowboard?

Siempre voy a Formigal o a Cerler que es una estación que no tanta gente conoce y es increíble. Muy muy buena. Y tanto Baqueira como Sierra Nevada también tienen una altísima calidad. Fuera de España he visto de todo. Desde Colorado o California hasta Suiza, que me gusta mucho. Aunque prefiero Austria y su gente. Creo que los austríacos se parecen más a nosotros que los suizos y, quizás por eso, también me guste más. De hecho, mi mejor amigo dentro del circuito es un austríaco que lleva dos años como número uno.

¿Hay algún sitio al que vuelva siempre para descansar o cuando necesita tomar decisiones importantes?

Sí, ese lugar para mí es Donosti. Aquí está mi casa y mis referencias en muchos aspectos. Para mí, la distancia de mi casa a la estación (unos 300km) siempre la he visto como un impedimento, pero desde hace un tiempo he aprendido a exprimir todas las posibilidades y lo positivo que me ofrece estar en mi lugar, en mi casa, con mi gente.

Aparte del esquí o el snow, ¿qué otras aficiones cultiva?

Mis aficiones también tienen que ver con el deporte y, especialmente, con deportes con algo de riesgo. El deporte es mi vida y está presente en casi todo.

Meses antes de su cita en Sochi, su hermano Nicolás sufrió un grave accidente de tráfico que le dejó secuelas cerebrales. ¿Cómo le influyó aquel suceso?

Me hizo crecer tanto deportiva como personalmente. Todo lo que ha pasado me ha ayudado a mejorar como persona, que es algo que agradezco porque aspiro a ser cada día alguien mejor. Incluso antes que a ser mejor snowboarder. Yo tenía poco más de dieciocho años y me hizo ver las cosas claras. En una etapa en la que creo que todos pensamos que somos eternos, comprendí que la vida se podía acabar de un momento a otro. O torcerse, como en la situación que hemos vivido ahora en la que de repente hemos pasado de tener una vida maravillosa pero que dábamos por normal, a vivir con limitaciones e incertidumbre. Yo, gracias a esa experiencia, lo llevo grabado. Mi hermano salió adelante pero recuerdo cuando nos llamaron y nos dijeron que le quedaban seis horas de vida. Él me ha enseñado a ser feliz porque, a pesar de tener muchos hándicaps de todo tipo, exprime la vida a tope. Admiro cómo ha asumido todo y ha seguido adelante con el único objetivo de ser feliz. Antes de que pasara esto, ya estaba agradecido por la familia y el sitio en el que he nacido, por poder dedicarme al deporte…por todo. Y, ahora, en la situación que estamos, más todavía.

¿Cuál es su próximo objetivo?

Llevo un par de años en los que no consigo alcanzar los puestos que persigo. He quedado dos años cuarto y quiero volver a ganar. Ese es mi objetivo.

¿Imagina el día en el que tenga que dejar la tabla?

Me estoy preparando para ello porque sé que llegará ese momento y porque a un deportista, y en general a cualquier persona, la vida le puede cambiar. Hay que estar preparado en todos los sentidos y estoy estudiando y formándome. Pero si el cuerpo me aguanta y Dios me deja espero seguir dando guerra unos cuantos años más.