El 25 de octubre el mundo celebra el Día Mundial de la Pasta, pero en Ornella ese homenaje sucede todos los días. En este rincón de Madrid, la pasta no es solo un alimento: es una forma de vida, un ritual que honra la autenticidad italiana con cada bocado.
Inspirado en la elegancia eterna de la actriz Ornella Muti, el restaurante —con sedes en dos puntos claves de la ciudad, como son Velázquez y en Caleido— se ha convertido en un referente de la cocina italiana más genuina. Su propuesta es clara y contundente: sin fusiones, sin artificios, solo Italia en estado puro. Desde la cuidada selección de materia prima —toda procedente del país transalpino— hasta la calidez de su servicio, cada detalle parece susurrar benvenuti a casa.
Entre los platos que conquistan paladares y corazones destacan los Tagliolini de trufa, con su perfume inconfundible; la delicada Delizia Mamma Maria, rellena de ricotta y espinacas, coronada con pesto de pistacho y guanciale crujiente; el Scialatielli de bogavante, pura sofisticación marina; o la Carbonara auténtica, la romana de verdad, sin nata y con ese toque inconfundible de pecorino y guanciale que hace cerrar los ojos al primer bocado.
El ambiente acompaña la experiencia. En su espacio de Caleido, la terraza invita a perder la noción del tiempo entre copas de vino y conversación pausada; en Velázquez, el encanto clásico madrileño se funde con la elegancia italiana. En ambos, la sensación es la misma: comer aquí es como viajar a Roma, Nápoles o Florencia sin salir de Madrid.
Porque en Ornella, la pasta no se celebra un día: se vive cada jornada con pasión, respeto y sabor.
