Hay un pequeño pueblo perdido en los Alpes piamonteses, en la provincia de Cuneo, justo en la frontera entre Italia y Francia, que se sale de lo habitual. Se trata de Coumboscuro, un pueblo donde la lengua materna de sus habitantes no es el italiano, sino el provenzal. Hemos investigado sobre la vida e historia de San Lucio de Coumboscuro, gracias a Davi Arneodo, presidente de la asociación «Coumboscuro Centre Prouvençal», que desde hace años promueve la lengua y la cultura provenzales, no sólo en Italia sino también en el resto del mundo.
«La asociación se fundó en 1947», nos explica el presidente del Centro Coumboscuro Provenzal, «cuando Sergio Arneodo (escritor y poeta más conocido en Francia que en Italia) se convirtió en profesor de la escuela Coumboscuro, y la transformó en un verdadero taller didáctico, que ofrecía a la gente la posibilidad de redimirse a través de la creación poética y prosaica en una lengua que hasta entonces se consideraba una variante del dialecto piamontés, pero que en realidad era una lengua muy noble hablada por los trovadores: el provenzal».
El objetivo de la asociación pasó a ser el de mantener vivo el provenzal como lengua oficial, para que se reconozca su «dignidad cultural. Es una lengua neolatina como el italiano, pero no ha tenido la suerte de convertirse en lengua nacional, sino que se sigue hablando en la Provenza francesa y en los valles adyacentes que dan al Piamonte y, por tanto, también en Italia. No es casualidad que el provenzal llegara a nuestro país de la mano de los habitantes que viajaban por los Alpes durante los seis meses de invierno en busca de trabajo«.
«Nuestra suerte es que Frédéric Mistral, premio Nobel de Literatura, codificó la lengua provenzal, hizo una gramática con ella y ahora existe una literatura enorme».
La vida en Coumboscuro
La vida transcurre tranquilamente en Coumboscuro, que fue fundado en 1018 por un grupo de monjes franceses y pasó por una fase de grave despoblación y decadencia a partir de 1400. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial comenzó su resurgir cultural.
Aquí, gracias al trabajo de la asociación cultural, se organizan numerosas actividades «desde enero hasta diciembre», que atraen a la gente al pequeño pueblo (que cuenta con apenas 40 habitantes, y está a su vez subdividido en 21 pequeñas aldeas repartidas por el Valle de Grana).
«Tenemos un centro cultural, pero también una biblioteca y una escuela de poesía, dirigimos grupos de teatro y danza y publicamos libros. Organizamos festivales y encuentros entre el Piamonte y la Provenza. Trabajamos a nivel europeo con muchas universidades, desde Zúrich hasta Barcelona, y en nuestra biblioteca tenemos la mayor colección italiana de obras de lengua y literatura provenzal».
«Universidades de todo el mundo con una cátedra de filología románica están interesadas en nuestra escuela, donde se organizan diariamente cursos especializados para jóvenes y adultos. El propio Fabrizio D’André vino a Coumboscuro para cantar con el grupo local en lengua provenzal, ya que su familia es originaria de la Provenza».
La actividad económica
Además de la fuerte vida cultural que posee el pequeño pueblo, situado en medio de las montañas a más de 1.200 metros de altitud, sus habitantes gestionan granjas, crían ovejas y cultivan pequeños frutos con los que elaboran infusiones, especias o «bodi» (puré de frutas).
Pero, ¿cómo son las viviendas en el pequeño pueblo de Coumboscuro? «Las casas están construidas en piedra y madera y los tejados son de pizarra«.
Las distintas aldeas que componen el núcleo de Coumboscuro están unidas entre sí por encantadores caminos que se pueden recorrer a pie, en bicicleta o a caballo.
