Una casa pasiva en Quebec

Vivir en el campo, o al menos en zonas un tanto apartadas de los grandes centros urbanos se está convirtiendo en tendencia. Algo a lo que, sin duda, ha colaborado la difícil situación sanitaria que se arrastra desde hace ya demasiado tiempo. La realidad es que con las limitaciones para salir de casa y el miedo a los contagios, las zonas con una menor densidad de población y mayores posibilidades de disfrutar al aire libre se están poniendo de moda. Sin embargo, dejar la ciudad no tiene porqué suponer renunciar también al diseño, a la comodidad y a la modernidad.

Esta casa familiar en Quebec, Canadá, es un buen ejemplo. De hecho, su diseño conjuga los elementos fundamentales de la arquitectura vernácula de la región, pero incorporando los estándares de eficiencia energética de la casa pasiva.

La firma de arquitectura canadiense L’Abri y el contratista Construction Rocket colaboraron estrechamente en la creación de Maison Passive Saltbox. Ubicada en el flanco sur de Mont Gale en Bromont, en Eastern Townships, la casa de casi 290 m2, está construida en tres niveles en el terreno inclinado de algo más de una hectárea de extensión.

El proyecto logró las certificaciones LEED Platinum y PHIUS 2018+, convirtiéndose en la tercera casa en Quebec en obtener la certificación Passive House. Los edificios calificados son altamente eficientes energéticamente y sostenibles, logrando ahorros de energía de calefacción y refrigeración de alrededor del 80%.

Esta residencia fue diseñada para hacer referencia a las casas históricas de estilo saltbox de la región, que se originaron en la Nueva Inglaterra del siglo XVII y todavía prevalecen en esta parte de Canadá. “El volumen de la casa está inspirado en la tipología histórica saltbox, muy extendida en Estrie y Nueva Inglaterra, recordando el patrimonio construido de la región”, señalan.

Situada en una pradera rodeada de bosques protegidos, la casa se presenta en forma de L y tiene diferentes estilos de techo sobre sus brazos perpendiculares. “El plan L está orientado al sur para promover la calefacción solar pasiva y vistas panorámicas sobre el valle. Al construir la parte trasera del nivel principal en el nivel del jardín, y al optar por una pendiente de techo que sigue la del terreno, la casa sigue la topografía del lugar y permanece discreta desde la calle”.

Ubicada en la pendiente, la casa está orientada al sur para ayudar a la calefacción solar pasiva y aprovechar al máximo las vistas. Los muros de contención hechos de piedra excavada están parcialmente ocultos por el paisaje, al igual que un garaje en el sótano que solo aparece en el acceso al camino de grava. Las delgadas bandas de ventanas en las habitaciones de los niños enmarcan las vistas al bosque y minimizan la pérdida de calor en la fachada norte. “La construcción en tres niveles en etapas, excavada en la montaña, permite por su parte minimizar al máximo los muros de contención visibles desde el camino. Los materiales utilizados son simples y duraderos: los muros de contención están construidos con piedra de excavación, el revestimiento principal es de madera y la sección de entrada es de cedro quemado”, afirman.

La mayoría de las habitaciones tienen paredes blancas, marcos de ventanas negros y suelos de hormigón pulido. Los muebles de madera, los accesorios de cocina, los peldaños de las escaleras y las barandillas añaden toques de calidez visual. El revestimiento de madera y el aislamiento de celulosa también ayudaron a reducir la huella de carbono del edificio.