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Una casa prefabricada de estilo nórdico en Letonia con un impresionante jardín privado

En la desembocadura del río Saka en el mar Báltico existe una pequeña villa marinera que recibe el nombre de Pāvilosta, en Letonia. Este pequeño enclave nació hace mucho tiempo, allá por el siglo XIII, como un puerto marítimo. Hoy, este pequeño pueblo de poco más de 1.000 habitantes es conocido por otras cosas. La gente de la región asocia Pāvilosta con la larga playa de arena y las frescas aguas del Mar Báltico. Un lugar donde se puede disfrutar de la naturaleza virgen, la paz y la tranquilidad, pero también de los deportes marítimos, como el surf y el buceo.

Sin embargo, sigue orgullosa de su historia y su tradición. A pesar del tiempo transcurrido, Pāvilosta todavía es el hogar de tenaces familias de pescadores que viven en casas de poca altura, en las que el color dominante es el gris claro, a juego con los tonos que caracterizan su cielo durante gran parte del año.

Aquí, el estudio Open AD ha construido una hermosa casa prefabricada que encaja a la perfección con esta estética dominante. La construcción ocupa el lugar de una estructura antigua que estaba en muy mal estado para ser rescatada. Sin embargo, su estilo es lo que inspiró el diseño de esta nueva vivienda. “Cuando los propietarios compraron la propiedad, llegamos a la conclusión de que la estructura original ya no se podía guardar. En cambio, sirvió de inspiración para el nuevo hogar”, señalan en su web.

Guiada por los principios de las tradiciones de construcción locales, la casa mantiene una forma triangular típica, revestimiento de madera, ventanas delanteras estrechas y un techo de tejas de madera.

Además, para que pueda ser ocupada durante todo el año, se instaló calefacción por suelo radiante y una serie de soluciones de aislamiento natural sin espuma.

La casa prefabricada fue construida fuera del sitio, lo que minimizó el impacto y redujo significativamente el tiempo de construcción. Para el revestimiento exterior, los arquitectos utilizaron madera de alerce siberiano que adquiere una agradable pátina gris con el tiempo. También utilizaron tejas de madera para el techo y optaron por un diseño tradicional que tiene pequeñas ventanas en la fachada frontal para mantener la privacidad de la calle.

Teniendo en cuenta el clima, la casa está inundada de luz natural a través de grandes ventanales altas que dan al oeste y los tragaluces sobre el área de la cocina y la sala de estar. También hay un área interior-exterior de transición marcada por una pérgola y una extensión de terraza. Estos dos elementos cumplen la función de conectar la planta en forma de L y crean un vínculo entre la casa y el jardín. Un cobertizo de almacenamiento con un rincón incorporado para leña se encuentra en la parte trasera del jardín.

El planteamiento en el que se basa permitió proteger el antiguo jardín con su huerto. Las plantas perennes y las gramíneas son una nueva incorporación para acompañar a los manzanos.