Muchas veces, el trabajo en equipo ofrece resultados maravillosos. Y si no, que se lo digan a la pareja de arquitectos Florian Baier y Nina Baier-Bischofberger, que pusieron sus habilidades y conocimientos en común para diseñar una casa con estructura prefabricada que a muchos nos gustaría tener.
Ambos son diseñadores paramétricos, es decir, basan sus diseños en esquemas algorítmicos que permiten expresar parámetros y reglas que definen, modifican y aclaran la relación entre los requerimientos del diseño y el diseño resultante. A pesar de esta definición tan técnica, su principal característica es que, con las matemáticas, tratan de reflejar las geometrías de la naturaleza. Esto significa que, al fin y al cabo, proyectan sus edificios de forma que se adapten al paisaje en el que se ubican. Y una bonita muestra la casa familiar cerca de Zurich que han creado.
La propiedad se encuentra en Männedorf, en Suiza, a orillas de un lago, lo que le imprime un carácter especial. La parcela elegida por los clientes fue antes un huerto y un prado de ovejas. Se asienta en una pequeña meseta con una suave pendiente, que ofrece vistas panorámicas del lago hacia los Alpes. De hecho, la elección de una estructura asimétrica en forma de C se debió a la voluntad de que se pudiese disfrutar del paisaje que la rodea.
La casa cuenta con una superficie de 350 m2 y contiene tres dormitorios con un apartamento de invitados adicional de un dormitorio. No hay aire acondicionado; la sombra pasiva, el buen aislamiento y la ventilación natural mantienen la casa fresca en climas cálidos. También hay una escalera de caracol, casi barroca en su grandeza, y un espacio habitable de doble altura con una ventana panorámica. En el piso superior, una gran red transparente juega el papel de una balaustrada tradicional, ayudando a mantener las conexiones visuales y espaciales. Un dormitorio principal más aislado mira hacia las montañas al otro lado del lago.
El patio está abierto en la parte trasera, mirando hacia el lago y enmarcando la vista. La casa también tiene un techo ondulado, que refleja el paisaje circundante y «aporta una forma más emocionante al interior».
La estructura principal de madera fue prefabricada fuera del sitio y tardó aproximadamente tres semanas en montarse. Las formas en zigzag de las vigas de fresno laminadas expuestas en el techo son una característica muy distintiva en todo el espacio. Su forma responde a la compleja geometría de la casa y permitió la triangulación de la estructura del techo para que los arquitectos siempre pudieran trabajar con planos planos.
El patrón de la fachada de abeto, tratado para dar el brillo plateado desgastado de la madera más vieja, recuerda al revestimiento de granero tradicional. De cerca, los detalles están lejos de ser rústicos, sino que resultan muy elegantes y sofisticados. Otro guiño a la compleja geometría de la casa es el suelo de parquet de roble europeo hexagonal teselado en el nivel superior. Otro detalle que no podemos olvidar es el uso de una paleta de interiores de azul, verde, berenjena, amarillo y gris cálido, y eligió muchas de las telas y el mobiliario.
También tiene una rica mezcla de materiales, colores y texturas que fluyen a través de sus espacios con curvas, pero ambos aspectos se ejecutan de una manera tan sutil que nunca se siente dominante. Es un buen ejemplo de cómo los paramétricos se ponen al servicio del usuario, en lugar de simplemente estar ahí para el efecto visual.
El corazón tanto de la parcela como de la casa es un árbol, sobre el que gira todo el diseño. Para el jardín, los arquitectos contaron con la ayuda del arquitecto paisajista Enzo Enea, quien plantó un gran plátano en el centro, alrededor del cual se envuelve el patio y luego la casa misma. El resto del jardín se ha mantenido principalmente como prado, con algunas plantaciones formales más cerca de la casa.
