Xanti Elías, Basque Culinary World Prize 2021

El cocinero onubense Xanty Elías ha logrado, a través de su proyecto «Los niños se comen el futuro», hacer de la cultura gastronómica una asignatura que se imparte en colegios andaluces desde 2018 y que aporta beneficios constatables, ya que asegura que cada euro invertido conlleva un ahorro de 24 euros en servicios de salud.

Por este proyecto, que gestiona a través de su Fundación Prenauta, ha sido galardonado con el prestigioso Basque Culinary World Prize 2021, dotado con 100.000 euros y que recogerá en la tarde de este jueves en San Sebastián, su «segunda tierra», la del restaurante Arzak, uno de los lugares donde se formó.

Tras ser finalista en 2019, Elías se ha erigido en ganador de la sexta edición de este premio, que conceden el Basque Culinary Center y el Gobierno Vasco, por su trabajo en la educación alimentaria infantil, una iniciativa que ahora se va a experimentar como proyecto piloto en la Comunidad de Madrid y por la que ya se han interesado los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Cataluña, Castilla-La Mancha y Euskadi.

Espera que con la ayuda económica del BCC World Prize el proyecto pueda crecer. «Queremos invertirlos captando empresas que puedan hacer que esos 100.000 euros se conviertan en dos, cuatro, cinco millones de euros. Serían como un pistoletazo de salida, pero tremendamente rentable», destaca Elías en una entrevista con EFE.

La educación en cultura gastronómica está ideada para escolares de Educación Primaria a los que se forma en el horario de tutoría, pero de una forma transversal, ya que la unidad didáctica creada para el proyecto toca las asignaturas troncales: desde matemáticas, por ejemplo en la suma de ingredientes, a química al ver cómo reaccionan la levadura al hacer pan, o geografía e historia, cuando el alumno aprende de dónde procede el tomate que utilizará para el gazpacho.

La aceptación del programa se constata al ver que los escolares desean seguir con ese aprendizaje en cursos posteriores, aunque también están haciendo una toma de datos «más clínica», pues además del conocimiento han comprobado que de cada euro invertido en la Fundación se deriva «un ahorro de 24 euros en servicios de salud y atención» a los pequeños.

«Una asignatura cuesta 18 euros y con eso formas a un niño durante todo un año en cultura gastronómica sin hacer ningún otro tipo de inversión», afirma el cocinero del Acánthum, el único de Huelva con una estrella Michelin hasta su cierre -Elías regenta ahora su restaurante de la Finca Alfoliz-.

Han comenzado a cerrar los acuerdos con los colegios que se adherirán en febrero al programa, del que se podrían beneficiar entre 15.000 y 16.000 alumnos en Andalucía, mientras que de Madrid aún carecen de números, aunque su aspiración es llegar a un centenar de colegios.

El cocinero andaluz dice que cambiar los hábitos de una persona a partir de los 20 años es «muy difícil» y que por ello surgió el plan de hacer de los niños «consumidores conscientes», pues ellos son «los clientes del futuro».

«Nuestra sorpresa más grande ha sido comprobar que, al formar a los niños en gastronomía, estamos formando también a la unidad familiar. Cambiando esa visión de los niños, estamos cambiado la forma de comer y además reincorporando a los abuelos a esa mezcla generacional, aportando parte de una memoria gastronómica y enseñando a los niños cómo se hacía un guiso de forma tradicional en las época en que había más hambruna y más necesidad», explica.

Elías cree que debe haber un cambio en la gastronomía española porque esa «revolución» que se ha vivido en los últimos 30 años, desde que Ferrán Adriá «saltó a la palestra», «necesita llegar a las casas de una forma sostenible y real».

«Creo que el mejor camino es a través de los futuros clientes de esos restaurantes», insiste este profesional, que opina que los programas de cocina pueden «llegar a confundir lo que es un plato» porque muestran solo una parte de la cocina.

«Un guiso, un puchero o el arroz con leche, que hay que estar continuamente moviendo no es tan fácil de ver en televisión. Pero si perdemos eso ¿de dónde venimos?», se pregunta el impulsor de este proyecto «pionero en el mundo» y «adaptable» a cualquier país y sistema educativo.